domingo, 28 de abril de 2013

EN CAÑO QUEBRADO











HOMENAJE A COSTALEROS DE LA SOLEDAD DE SAN BUENAVENTURA




  Este Sábado día 27  hemos homenajeado a tres costaleros que se han retirado de la cuadrilla, JESÚS MINUESA PINEDA, JOSÉ CARLOS OLMEDO SAN LAUREANO Y JORGE ROMERO TORREJÓN, para ello les entregamos un recuerdo delante de la Virgen de la Soledad. En dicho, acto nuestro capataz pasó a recordar en breves palabras lo que estas tres persona han significado para nuestra cuadrilla, posteriormente nos dirigimos a celebrar tal evento a la plaza de los carros donde la hermandad se fundó en CAÑO QUEBRADO departiendo un exquisito menudo y copas varias con el resto de la cuadrilla. !un magnifico día con con la cuadrilla de costaleros románticos soleanos¡

miércoles, 20 de febrero de 2013

SALIR DE COSTALEROS EN LA SEVILLA ACTUAL



      
…..”Los costaleros”…Éstos y aquéllos, los de antes y los de ahora, los profesionales y los hermanos, los devotos y los amantes de ése, llamado por algunos, “deporte sacro”, los defensores de ortodoxias esenciales, y los amigos e inventores de nuevas formas, mitos y leyendas. Hombres de ayer y nuevos hombres de hoy, unidos y atraídos por la recreación de un oficio duro que algunos autores denominaron “El trabajo de la santa galera” [1]
Desde los que cobraban un salario de las hermandades a los que pagan a éstas el tributo de la papeleta de sitio. Evolución y cambios a lo largo de tantos años, que ha ido pareja a la evolución de la sociedad y de las nuevas percepciones ideológicas y valores en estos últimos treinta años. Queremos plantear en esta reflexión las motivaciones que todavía conducen a los costaleros a portar las andas procesionales, partiendo de la hipótesis de la necesidad de evitar un doble reduccionismo: ni sólo el móvil económico conducía a los antiguos costaleros, si sólo la fe o la devoción hacia sus imágenes es el motor que mueve a éstos. Ni aquéllos eran exclusivamente ‘profesionales’, ni éstos pueden encerrarse en la etiqueta de ‘hermanos costaleros’.
Hemos de subrayado el importante cambio acontecido en las percepciones tanto internas como externas de este trabajo costalero. Nuevas percepciones que generan experiencias y expectativas responsables de la vitalidad y el notable auge del papel del costalero, hasta el punto que sea difícil integrarse en las cuadrillas, o el menos, encontrar  “hueco” como se dice en el argot. Estas expectativas han trascendido los límites urbanos y año tras años vemos un éxodo creciente de jóvenes que, aún siendo costaleros en sus localidades de nacimiento, quieren doctorarse en el oficio siendo “costaleros sevillanos”. Un gran amigo mío oriundo del barrio de la Viña de Cádiz, explicaba el fenómeno en clave humorística, como: “Un deseo irrefrenable en participar en la NBA
La transición del modelo asalariado o profesionalizado, al modelo de hermanos o costaleros no asalariados ocurrió a partir de mediada la década de los años setenta. Con la perspectiva de hoy podemos asegurar que la transformación no se produjo a partir de un único factor (carencias económicas de las hermandades, falta de mano de obra diestra en carga y descarga, reclamaciones sindicales, etc.). Por el contrario, el proceso fue complejo, y amén de los factores señalados, que eran el reflejo en la Semana Santa de los potentes cambios socio-económicos y políticos acaecidos durante la España de la transición, nosotros queremos poner de relieve otros, habitualmente desconsiderados. Nos referimos a la revitalización de las hermandades y al pujante papel de la juventud en el seno de las mismas. Porque en sí mismo supusieron aporte de nuevos ‘hombros’ e ilusiones, pero también, porque favoreció un giro radical en las formas de categorización de los costaleros por parte de los sectores cofradieros, y de la sociedad sevillana general. De ganapanes indeseables, sobre los que recaía la fuerza de varios estigmas que se retroalimentaban, los costaleros pasaron a considerarse protagonistas ineludibles, reconocidos e incluso agasajados oficialmente[2].
Este cambio radical en la visión que en el ámbito cofradiero se tenía sobre los costaleros (mal necesario hasta entonces), rebasó las hermandades y alcanzó a la sociedad. Consideramos este punto crucial para que el mundo de los nuevos costaleros fuera enormemente atractivo, se impusiera,  y terminara en pocos años desterrando de forma definitiva al modelo asalariado. Se desterraba así el mundo sórdido, de hombres sin rostro y de escaso protagonismo personal y social, pero necesario para las cofradías. Este costalero imaginado dio paso a otro costalero joven, lleno de valores y ensalzado en un principio por el mundo cofrade y ciertos sectores de la sociedad sevillana, con una consideración  de verdadero protagonista de la fiesta.
Este tránsito supuso por tanto el enterramiento del valor y pundonor que demostraron aquellos hombres que, en unos tiempos difíciles, sacaban siete y ocho cofradías con el personal siempre justo y cuyo reconocimiento ha caído en el desconocimiento y el olvido. Sin embargo, una parte de su legado, de sus fórmulas de organización, de su saber hacer expresado en un vocabulario, etc. ha seguido perdurando en los costaleros actuales, aunque de modo implícito.
Cabe entonces preguntarse por lo que sigue atrayendo a muchos hombres, y sobre todo jóvenes, a integrarse en el “mundo de abajo”.  En primer lugar, desde el punto de la dinámica de las relaciones sociales que caracterizan a las actuales cuadrillas de costaleros, hemos de reseñar los fuertes sentimientos de identificación con el colectivo a través de la experiencia vivencial de portar unas imágenes de fuerte arraigo devocional (en referencia al barrio, a un sector de la ciudad, o alcanzando incluso al conjunto de la ciudad). Ligado a esto, hay que tener en cuenta la fuerte personalización de esas relaciones, donde cada quien, desde la experiencia igualitarista, se olvida de su ‘yo’ de la vida cotidiana y, al menos durante el ritual (desde la primera igualá a la desarmá del paso) se coloca hombro con hombro, transpirando con él, independientemente de los papeles sociales del mundo de todos los días: abogados, estudiantes, asalariados de toda laya, médicos, empresarios, transportistas, enfermeros, periodistas etc. todos reducidos a su condición humana bajo la égida del capataz
En estos contextos, por tanto, florecen relaciones de solidaridad, de proximidad, muy alejadas del contexto individualista y competitivo del modelo cultural imperante. La promesa de de relaciones humanas, cordiales y entre iguales, la seducción de la recompensa por el esfuerzo realizado (promesa que se explicita en el mundo de los cotidiano negocios pero que es casi inalcanzable), sólo se consigue, aunque efímeramente, en el contexto ritual, no por pasajero menos real que la experiencia de cada día. La personalidad social se engrandece, hasta el punto que el conjunto de costaleros se erige como colectivo con un plus simbólico que genera un orgullo de difícil traducción de puertas para afuera.  Se convierten en portadores de sellos y estilos de hermandades, hasta el punto de recrear un protagonismo que empieza a considerarse excesivo desde cada vez más tribunas (sobre todo porque tiene implicaciones políticas en la organización interna de las hermandades).
En definitiva, el trabajo del costalero, con sentido devocional o movido por otros valores se fundamenta en lo que se denomina ‘afición’, legado invisible del viejo modelo de asalariados. Se trata de un legado concretable en el saber hacer, en el respeto a las normas internas, en la complicidad del privilegio compartido, sea éste el sentimiento religioso hacia una imagen, la identificación con un entorno social o urbano, el respeto a un grupo de hombres iguales, o a un conductor privilegiado, el capataz –o una mezcla de todo ello al mismo tiempo. Como supo escudriñar hace 65 años Sánchez del Arco: “Al sevillano nunca le faltará ni el respiradero de un chiste, ni el faldón bordado de la fantasía para ocultar la pena de su trabajo, y eso que a éste y a todos, les da el carácter de un rito, con sabia parsimonia. Esta es la lección meritoria del capataz; la de los costaleros, obedecer a una voz, sin vacilaciones, disciplinando a ella toda la autonomía inteligente, toda la autonomía de los músculos”. [3]
                                                                    Articulo de     Mariano López Montes


[1] Núñez de Herrera, A: (1934) La Semana Santa Teoría y Realidad
[2] Así lo desarrollamos en nuestra tesis doctoral, actualmente en elaboración: Cuadrillas de costaleros de Sevilla: Procesos de Evolución y cambios. Universidad de Sevilla. Departamento de Antropología Social. Directores: Isidoro Moreno Navarro y David Florido del Corral
[3] Sánchez del Arco, M (1943): Cruz de Guía. Exégenesis profana de la Semana Santa de Sevilla. Ed Nacional. Madrid.

miércoles, 13 de febrero de 2013

VIA CRUCIS DEL CRISTO DE LA SALVACION

El Sabado dia 16 de Fefrero, durante todo el día en horario habitual de cultos de la Iglesia de San Buenaventura, Besapiés al Stmo. Cristo de la Salvación, y tras la Misa que se celebrará a las 20:30 horas Vía Crucis con nuestro amantísimo Titular, que sera portado en las andas por los Costaleros.